miércoles, 30 de diciembre de 2015

Rayo 0-2 Atletico de Madrid: “Al atlético casi le dan las campanadas"









Nada nuevo para acabar el año. Que
el Atlético tiene el mejor equipo con más variables de los últimos años, se sabía. Que tiene un potencial ofensivo como pocos, de sobra. Que a los muchachos de Simeone les cuesta Dios y ayuda marcar también. El Rayo es un equipo sin dobleces ni chorradas que va a tumba abierta pase lo que pase, sabido también.



El equipo rojiblanco estuvo a punto de tropezar en la misma piedra de siempre, la de su dificultad para hacer efectiva una de las muchas ocasiones que genera. Thomas, Correa y Jackson, los cambios del Cholo en la recta final, desatascaron al equipo sobre la bocina y dejaron un tanteo que deja la impresión de que fue un paseo a pesar de que la superioridad colchonera fue manifiesta. Si el Atlético desea optar a pelear por el título no se puede permitir, partido tras partido, desaprovechar tantísimas ocasiones (hasta 17 disparos sobre la meta de Yoel en este partido, siete de ellos a puerta).
El Rayo Vallecano y el Atlético de Madrid jugaron su partido en esta versión patria del ‘Boxing Day’. Que en nuestro caso y para nuestra desgracia es como casi todo aquí, una adaptación casposa, llena de grasa y de intereses bastardos para descrédito del asunto en sí y para desazón perpetuo de las buenas y honradas gentes que todavía se creen este tinglado.
El caso es que había fútbol mientras usted terminaba su jornada en la oficina, un fútbol, no precisamente para la clase trabajadora, 45€  era el precio que tenia que pagar el aficionado visitante para poder ver a su equipo en Vallecas.
Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, catalogó al Rayo Vallecano, en la previa del choque, como un equipo “valiente”. El argentino tiró de caballerosidad para utilizar un adjetivo cuando lo que le pedía el cuerpo era usar el de “suicida” directamente. Porque el cuadro de Paco Jémez, al que este Atlético le había hecho 17 goles en los últimos seis partidos (casi tres de media), es así, un equipo que no engaña a nadie y que se tira al monte pase lo que pase. Un rival que se lanza a la carga con picas y espadas ante defensas atrincheradas con cañones, con una actitud que despierta entre admiración y ternura como el que ve un video de ese gatete que se empeña en salir a la terraza dándose un cabezazo tras otro contra el cristal de la puerta.
Y así es como el Atlético se planteó volver a doblegar al Rayo, robos a 25 metros de la portería local, y como un rayo a por el gol. A la media hora, el equipo de Simeone había tenido ya media docena de ocasiones claras. Carrasco la tuvo en dos balones cruzados (13’ y 17’), clarísimas, una se fue cruzada y otra la paró Yoel, que también se engrandeció en la más diáfana de la primera mitad, un pase quirúrgico de Óliver al hueco, que dejó a Torres solo ante el meta vallecano y que éste desvió de forma inverosímil (me niego a decir nada más del dichoso gol 100). Un cabezazo de Giménez, un disparo de Saúl pegado a la escuadra, otra de Griezmann a colocar… Si el Rayo no hubiese tenido enfrente a este Atlético que tiene que generar unas 200 ocasiones para marcar, se habría llevado un saco en media hora, pero como el pero del equipo deSimeone es precisamente ése, pues el equipo de Jémez se limitó a seguir el mismo camino que otros habían andado antes que él. Y esa es precisamente la flaqueza que muchos usaron durante el curso para ponerle en apuros a los rojiblancos o directamente rascarles puntos y victorias (Deportivo, Málaga, Astana...).
¿Y del Rayo? Pues que los de Jémez, fieles a su estilo, sacaban tocando, siempre hacia delante. Un enorme esfuerzo que alguna ocasión le generó. Una media vuelta deManucho al comenzar, pero sobre todo un culebreo entre tres rivales de Javi Guerraen el 35’ que acabó con un disparo seco y peligroso que atajó Oblak. Y más o menos lo de siempre, como el Atlético no cerró el partido, el Rayo le tomó la palabra y se desmelenó en la segunda parte. A los 54’ Lass cruzó una endiablada volea que le botó cerca a Oblak y que le puso en apuros. Antes de eso había sido Javi Guerra el que lo había intentado. Pablo Hernández tuvo una falta en la frontal que acabó con un disparo que se marchó desviado. Vamos, que el partido pintaba lo mismo que muchos en esta temporada, el accidente asomaba la patita.
El partido se abrió mucho y Simeone retiró del campo a Óliver Torres para dar entrada a Correa Thomas. acto seguido, Carrasco se internó por la derecha y la puso en el segundo palo donde Saúl no pudo contactar bien con el balón para empujarla. Y en estas que reapareció Jackson Martínez casi dos meses después, con 25 minutos por delante para desatascar una situación ya habitual en esta temporada. Godin yGiménez la tuvieron a pelota parada a los 75 minutos, especialmente la del capitán, que peinó un balón que iba dentro hasta que se encontró con los reflejos de Yoel.
Daba la sensación que el Atlético podría haber estado haciendo ocasiones hasta el 31 a medianoche y algo hubiese pasado para que no acabaran en gol. Hasta que los cambios del Cholo funcionaron. Buenísima combinación en ataque del Atlético entre Saúl, Thomas y Correa como protagonistas. El africano, qué bueno es leche, se descolgó en ataque apoyándose en el canterano, para ponérsela botando a un Correaque por fin, a dos minutos de que se constatase un nuevo accidente, ponía el 0-1. Y a partir de ahí, el Rayo, también fue fiel a sí mismo y se deshizo para que en la siguiente acción Jackson pusiese un balón en profundidad medido a un Griezmann que se marcó una preciosa vaselina que esta vez Yoel no pudo atrapar. Los goles fueron en el 88’ y 90’. Demasiada emoción.

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